Traducciones

Otro pequeño post

Aturdido por el calor, afectado por ser huérfano de padre, y con las expectativas sinceras de un mundo mejor, me levanté esta mañana dispuesto a trabajar; al menos esa era la excusa de hoy. Hacerlo. Trabajar. No ser un mártir. No rendirse a la abulia ni a la pereza ni nada por el estilo. Doce o más horas más tarde sólo puedo decir que no he hecho nada. Que el único instante gratificante ha sido comer cereal hace unos momentos. ¿Por qué el hombre no actúa como se espera de él? ¿Por qué es huérfano de padre? ¿Por qué carece de la disciplina? ¿de la voluntad? ¿O porque no ha sabido llevar el camino de la perfección a través de su pereza, tal y como lo hiciera el viejo Oblomov? Lo cierto es que mi único esfuerzo se reduce a lo siguiente: A eso de las ocho de la noche cambié “malencarado” por “rudo” y dejé en el aire una sonrisita de satisfacción. Con la perspectiva de mi lado ahora pienso que da igual, la corrección no ayuda en nada, hubo una falla desde el principio, como siempre. Pero mi sentimiento de mártir no se queda ahí. Subo de peso. La televisión me transmite al subconsciente un montón de cosas que no le he pedido a nadie. Gasto dos horas diarias leyendo noticias y al final no se nada porque sólo escaneo, pum, lo que sigue. Esto no me hace feliz. Lo que hago ahora, después de dejar When she was good de Philip Roth (releo la novela por estos días; me hace sentir mejor) es acudir a los desesperados diarios de John Cheever en busca de una frase de consuelo: “Durante la terapia de grupo, un joven habla sobre su bisexualidad, y todos menos yo lo acusan de embustero. Tal vez debí haber dicho que si las angustias sobre la bisexualidad son mentira, entonces soy un embustero.” Pero no ayuda mucho. Mi caso es el de un muchachito nervioso que no es bisexual (no hasta ahora, por lo menos) y cuyo atractivo casi siempre es olfateado más de cerca por los tipos robustos de senos incrustados en vez de por muchachitas encantadoras y católicas. Lo digo en serio. No me ha pasado una ni dos veces. Una vez un tipo de tetas descomunales estuvo hablando conmigo como media hora y yo, lo digo con toda sinceridad, disfruté de hablar con él y de mirarle las tetas durante todo ese tiempo. Entonces abro este libro que me regalaron: “No sabe cuánto le agradezco el regalo que usted me ha hecho. Acabo de leer sus dos libros y debo decir a usted, ya desde este momento que estoy entusiasmado. Hace ya tiempo que usted es para mí un maestro. Pero cuanto más le analizo, más asombrado me deja su talento. Me parece admirable esa manera a la vez apasionada y contenida, esa simpatía que desciende hasta los más ínfimos seres y confiere pensamientos a los paisajes. Se ve y se sueña." El maricón de Flaubert al enfermo de gota Turgueniev. Esta noche parece que vamos a seguir en 28°. Una lástima. Prefiero dormir bajo montones de colchas, muy lejos de todo, a estar pateando las sábanas y girando la almohada para sentir el lado fresco. Qué triste es todo, qué triste.

Nota: En enero pasado dejé aquí diversos post de la lectura que hice de 2666, de Roberto Bolaño. Para quien quiera leer al respecto dejo todos los textos en un solo post exactamente aquí:

posted by Unknown @ 9:38 PM, ,

Pequeño post

Hoy todo el día (y a causa de una manera particular que tiene mi cerebro para funcionar) estuve escaneando las actitudes de mi madre porque sabía (también de algún modo particular que no sabría explicar) que uno de sus tics diarios me recordaba casi siempre una frase que me gustó mucho. No es una frase propiamente dicho; quiero que decir que mi madre no pensó estilizadamente para decir dicha frase. No. Estaba recostada en su habitación y veía un programa de animales que pasaban (no sé ahora) cada día en el canal 22. Algunas veces yo me sentaba a un lado, en una silla, y mirábamos juntos el programa: ya se sabe, la vida de los tiburones, de los leones, de los elefantes. Lo que más me gustaban eran lo de los insectos. Y a mi madre también. Esto porque para ella los insectos poseen una razón tan válida como cualquier otra para hacer lo que hacen y pasear por donde pasean. Siempre defiende a los insectos. Y mientras mirábamos el programa ella ponía a examen mis conocimientos universitarios. Me preguntaba si conocía exactamente el ciclo reproductivo de las ballenas, o si alguna vez había visto el cortejo de los caballitos de mar. No importa la pregunta, mi respuesta era No. Para ello de nada te sirve haber estudiado derecho romano o haber leído el Lazarillo de Tormes. Me da vergüenza decirlo.
La cuestión es que hoy, que sufrí una de mis migrañas y debí posponer el momento de escribir, estuve mirando a mi madre porque sabía que uno de sus gestos me iba a recordar automáticamente la frase que quería usar para un cuento que comienza a volarme por la cabeza. Pero de poco me sirvió seguirla de la cocina a su cuarto y luego hasta la puerta. Y por la noche mirar con ella la televisión y lanzarle miraditas por si de casualidad improvisaba aquel gesto necesario para mi memoria. Finalmente, mientras mirábamos las últimas imágenes del noticiero, mi madre respiró y contuvo el aliento, yo creo que sin darse cuenta, y me preguntó si había ido este domingo a la marcha del silencio. Le dije que no. Le dije que había estado en el zócalo pero muy tarde. Ella siguió mirando el televisor. Volvió a contener el aliento y comentó sobre lo mal que están las cosas del otro lado del mundo. Vimos ciertas imágenes. Cuando por fin nos dimos las buenas noches recordé la frase que me había dicho. Aquella tarde pasaban un programa sobre la sequía africana. Cuando llegué de la Facultad mi madre contuvo el aliento. Me preguntó:
-¿Sabes tú qué animal tiene el corazón más grande?
-¿El colibrí?
-No -dijo.
-¿La ballena?
-No.
-¿El elefante?
-Tampoco.
Para dramatizar un poco dejenme decir que aquel día me sentía bastante mal. Mientras ella me reservaba la respuesta yo me fui a mi cuarto y me puse un pants y los tenis (entonces me iba a correr de vez en cuando). Luego me asomé a su cuarto para decirle hasta luego y le pedí que me dijera qué jodido animal tenía el corazón más grande.
-La jirafa -dijo.
-¿La jirafa?
-Sí. Porque necesita que la sangre del corazón llegue a la cabeza.
Luego caminé por un camellón y a los pocos minutos comencé a trotar, sin prisas ni desesperación, pensando en lo que me había dicho mi madre. No voy a decir por qué pero de verdad me sentía mal aquel día. Pero en cuanto el trote aumentó y sentir el calor envolver mi cuerpo, me puse a pensar en la frase de mi madre y en cuánta jodida razón tenía. Luego hoy, algún tiempo después, me vino a la cabeza que debía utilizar ese diálogo para el cuento que pienso escribir. No debería decir estas cosas. Pero bueno, hoy tenía ganas de escribir cualquier cosa. Incluso esto.

Nota aparte:
Este sábado leí la columna de Guillermo Fadanelli sobre la muerte de su madre. No es que me importe mucho, lo digo en serio. Pero cuando leo su columna encuentro una necesidad suya de ser sincero que me agrada bastante. Yo creo que Fadanelli ha sido víctima de sus propios e incondicionales lectores. Y pienso que Fadanelli tuvo que ocultar estas ganas de sinceridad bajo la máscara del así llamado "realismo sucio". Por lo que a mí respecta creo que es difícil ser sincero en este país. Me gusta la columna de Fadanelli pese al periódico donde la publica. El llamado (leí por ahí) Salinas news. El tipo de escrito que más me gusta no es el que habla del poder o del mal. Me gusta cuando hablan de sí mismos y me muestran algo de lo que conocen. Los que escriben novelas históricas o por el estilo me hacen dormir. Podría leer un libro de historia mucho más interesante (de hecho, eso es lo que hago). Claro que tampoco me gustan los escritores folcloristas que hacen de lo local su bastión. Pum, pum. Pedro Martínez le sorrajó un balazo a su compa. Ya te morites, compa -le dije. Ya me morí. Tienes razón -le respondió. Boring.

posted by Unknown @ 10:52 PM, ,

También eres feo.

Earl sonrió. Tenía lápiz labial, una profunda mancha roja, pero se le había resbalado por la cerveza. “¿Cuál es tu broma favorita?”
“Uh, mi broma favorita es…OK, ésta: Un hombre va al consultorio de su doctor y…”
“Creo que conozco esa broma” interrumpió Earl, ansiosamente. Deseaba contar la historia él mismo. “Un hombre va al consultorio de su doctor, y el doctor le dice: ‘Mire, tengo una noticia buena y una noticia mala.´ Es ése, ¿verdad?
“No estoy segura” dijo Zoë, “Podría ser una versión diferente.”
“Bueno, entonces el tipo dice: ‘Deme la mala noticia primero, doctor’, y el doctor dice: ‘Muy bien. Usted tiene tres semanas de vida.’ Y el tipo grita: ‘¡Tres semanas de vida! Doctor, por favor dígame cuál es la buena noticia.’ Y el doctor dice: ‘¿Vio a la secretaria de allá enfrente? Pues finalmente me la cogí.”
Zoë arrugó el ceño.
“¿No es ése en el que estabas pensando?”
“No”. Había acusación en su voz. “El mío era diferente.”
“Oh,” dijo Earl. Desvió la mirada y luego la regresó: “¿Qué tipo de historia enseñas?”
Lorrie Moore, You're ugly, too
◘◘
Ya no me es tan fácil escribir para el blog. No sé si porque resulta demasiado inmediato, o si porque las circunstancias simplemente te llevan de extremo a extremo, y un día te sientas frente a la computadora con la genuina y sincera convicción de que no hay nada que puedas decir o que no es la forma precisa en que te gustaría decirlo. En mi caso es una combinación de ambas cosas. Sería más fácil si, por ejemplo, me dedicara a comentar noticias o productos. Lo malo de que tu escritura fluya desde y hacia ti es que también sufre los embates de tu propia volubilidad. De tener las ganas me pondría hablar de los estudiantes de filosofía o de literatura. Además ya no puedo ser lo sincero que sería en condiciones normales porque no estoy seguro de quién lee este blog. De no leerlo las personas que me conocen de seguro me pondría a hablar de mi ex novia. Mucho qué contar. O de mis amigos. Poco. De mis amigas. Todas cortadas por el mismo molde. O de mi actual relación. Bastante.En vez de eso mantengo un silencio monacal. Y prefiero que nadie se burle de nadie. Parezco un monaguillo de mierda.
◘◘
Ayer una noche bastante mala para dormir. Por la ventana la luna iluminando demasiado. La bomba de agua restallando. Supongo que es la hora que más tolero porque no me queda más remedio que estar ahí, medio dormido, observando la línea de luz que sale bajo la cortina. Hacia las cuatro y media es cuando por fin cierro los ojos. Y hoy, todo el día, nada de la belleza estupidizada producto de la lenta observación de los habitantes de esta casa. Las niñas ya no me parecen personajes chistosos. Todo lo contrario. Mi madre deambula por ahí y por allá y sólo nos decimos buenos días, en medio del ajetreo del desayuno, y buenas noches, cuando la casa está en silencio. Hablo por teléfono un rato: Sobre lo malo y estúpido que es dejar las cosas a medias. Sobre el arrepentimiento. Sobre los viedojuegos. Sobre la literatura. Sobre los planes de mañana.
Recostado sobre la cama observo el lugar donde comúnmente encuentro la luna. Pero no está. El mundo ha dado una vuelta y ha puesto todo de cabeza.
◘◘
El fragmento que transcribí arriba es de un cuento de Lorrie Moore. Lorrie Moore es mi descubrimiento. Enteramente mío. Por lo menos en mi cuadra, donde la gente lee Dan Brown. Mi otro descubrimiento es Leonard Michaels "that forgotten writer", cuyo libro The Girl With A Monkey estoy leyendo y pienso traducir en los próximos meses o años, no lo sé. Digo descubrimiento no con la seriedad y antipatía de quien en una fiesta dice que acaba de descubrir a Strindberg o a Jaeggy o cosa por el estilo. Digo descubrimiento en un sentido más orgánico. Como si haberlos descubierto hubiera sido un paso necesario e imprescindible para mí. Quemar las naves.
◘◘
Conduciendo a casa, Zoë miró por el retrovisor y decidió que lucía... bueno, ¿cómo podría uno describirlo? Recordó la broma del tipo que visita a su doctor y el doctor le dice: "Siento decirlo, pero a usted sólo tiene seis semanas de vida."
"Quiero una segunda opinión" dice el tipo.
"¿Quiere una segunda opinión? Muy bien," dice el doctor, "También es feo." Le gustaba esa broma. Creía que era terrible, terriblemente divertida.

posted by Unknown @ 8:12 PM, ,

Dadme al hombre!!

Y algunas cosas que dijo Bellow en 1967 en su entrevista para The Paris Review:

“Yo creo que la literatura realista, desde un principio, ha hablado de las víctimas. Del individuo común y corriente –y la literatura realista siempre se ocupa de individuos comunes y corrientes– en lucha contra el mundo externo que, naturalmente, acaba por vencerlo... La corriente realista tiende a poner en tela de juicio el significado humano de los sucesos y de las cosas. La medida de nuestro realismo es la medida de nuestra propia amenaza contra el arte que practicamos. El realismo ha aceptado y rechazado invariablemente las circunstancias de la vida diaria. Aceptó escribir sobre la vida diaria, pero intentó hacerlo recurriendo a procedimientos extraordinarios. Este es el caso de Flaubert. El asunto puede ser ordinario, ruin, degradante, pero redimido por el arte. El ambiente sugiere la forma, el estilo en que debe ser presentado. Yo trabajo apoyado en ese fundamento... Cuando escribo, pienso en algún ser humano que pueda comprenderme. Esto lo tomo muy en cuenta. Pero no pienso en ningún lector ideal. Permítame añadir esto: cuando escribo me acepto a ojos cerrados, como ese excéntrico que no puede concebir que alguien no comprenda con absoluta claridad todas sus excentricidades”.

Tomado de El legado de Saul Bellow, por Rodriguito Fresan, que a su vez cita de The Paris Review.

posted by Unknown @ 11:32 AM, ,

Papá y los hijitos


Esta es una foto que mi amiga Lorena Mostajo me regaló hace tiempo.


Papá y los hijitos
Ayer por la tarde se fue la luz cuando dos transformadores, en dos esquinas diferentes, explotaron. Hoy los trabajadores arreglan el desperfecto pero no parece que vaya a estar antes de las cinco, hora en que debo salir volando para internarme en las heladas aguas de la frivolidad. Titulo Papá y los hijitos este post porque ayer por la mañana escribí sobre de lo que curiosamente habló Daniel en su post de hoy, es decir, sobre la lectura superficial que se hizo de Papá por estas tierras. Y con lectura superficial no me refiero a la que se hizo en la academia, sino a la que hicieron los escritores en su propia literatura. La verdad es que no puedo concentrarme en un café internet para hablar de estas cosas. Hoy sé que en México no es posible la aparición de un escritor de relatos como Lorrie Moore porque en el camino se perdió mucho. Ahí tienes a los jóvenes cuentistas hablando del famoso iceberg y del famoso knockout. Yo no entiendo eso. ¿Qué quieren decir realmente? Eso del iceberg fue una idea que Papá dijo varias docenas de veces en varias docenas de fiestas. Cuanbdo lo pensamos creo que todos estamos de acuerdo en definir la punta del iceberg de Papá como una tensión anterior que no no es dado conocer. (Me había escrito ayer una definición más atractiva pero en estos momentos es difícil hacerlo con el tipo de al lado que no deja de espiar lo que hago). O para decirlo con las palabras de Papá: Si has visto cómo joden dos peces espada, entonces no es necesario describirlo. Sería un acto superfluo. O en palabras de Bellow: un gesto innecesario, fatuo.
Creo que no me explico bien. Lo que digo es: la idea del iceberg es algo que quedaba muy bien para Papá, que para entonces se había forjado con trabajo un estilo y una sensibilidad propia, una visión personal del mundo que le rodeaba (por no hablar del yate y del piso reservado en el Ritz de París). Papá trabajó mucho en los aspectos que ya a nadie le importan y que ipso facto son descalificados por realistas. Describía el sonido de un lápiz cayendo contra las lozas de una cocina; describía el timbre de voz de una chiquilla melindrosa. Bueno, Papá podía hacerlo; y una vez que lo haces puedes decir cosas como la de la punta del iceberg y estar muy contento. Hoy toda la gente da por hecho que el cuento debe seguir esa fórmula. Nadie se para a pensar en nada más. Por muchas razones. Entre otras porque leemos lo que nos traducen y lo que nos dan. Desde hace unos años se habla del "extrañamiento", una palabra que en la ficción breve vino acompañada de las traducciones de Raymond Carver (pero no de Ann Beattie o Flannery 'OConnor) y también se da por un hecho. Después de eso es bien fácil infatuar. Dejen lo intento:

Escribir una novela es una casa en llamas; escribir un cuento un fósforo contra la noche.
O
El cuento es un sprinter; la novela un maratonista.

Pero necesitábamos que Papá viniera a hablarnos del iceberg para intuir que el cuento, por definición, crea relaciones nuevas y establece nuevas tensiones cuando ha sido bien escrito y de una manera verosímil. O pensemos en los cuentos tradicionales. Como dice Leonard Michaels, ¿alguien puede olvidar que el príncipe era una rana (y una rana lujuriosa)?, o que la princesa era una orgullosa chiquilla de mierda? El lado oscuro de las cosas otorga un rasgo de seriedad a estos cuentos.

Ayer, además (de verdad que es difícil escribir con un fisgón a tu lado), estuve leyendo la "poética personal" de Andrés Neuman (aunque no la leí toda), un joven escritor argentino, en el que no se conformó con el clásico decálogo, sino que se impuso un dodecálogo. Es curioso. Hoy las poéticas se anteponen a la propia búsqueda interna de un escritor. Y entonces se habla de esencias, de lados oscuros, de situaciones límite. ¿Qué quieren decir? ¿Quién nos ha metido todo eso en la cabeza? ¿Por qué no fuimos a la guerra?

La influencia de Papá y de Carver (no me meto con los clásicos argentinos ni italianos ni los dos "R" de México) ha sido una influencia completamente mal entendida. Leemos a Papá como si solamente hubiera escrito "Los asesinos" y no caemos en la cuenta de que su sensibilidad estaba más allá de icebergs y peces espada jodiendo como perros y sufrió transformaciones. Lo mismo se puede decir de Carver, cuya obra no se estancó en su primer libro. Carver (lo mismo que Beattie, Ford y otros) nunca aceptó ser un escritor "minimalista". Carver evolucionó.

Por supuesto, también es curioso que yo me refiera a Papá y a los escritores de los ochenta en EU. Entre unos y otros hay una clara confluencia. Ford fue llamado el último heredero de Hemingway. Y en general se considera que la generación "minimalista" fue una resurrección realista dentro del panorama experimental.

Qué cansado escribir en un cibercafé.
Lo que quiero decir es (y trataré de ser más específico en otro post) es que la cuentística perdió algo muy valioso en el camino (Digan que soy anacrónico, cursi, naïve, no importa) y lo perdió en nombre de las poéticas. Perdió lo que Rulfo enseñó y nadie quiso tomar. Perdió el humanismo y hoy ya nadie es capaz de escribir sobre la sonrisa de una niña o sobre un lápiz cayendo contra los azulejos. Porque lo que debimos entender como la idea del iceberg de Papá o el famoso extrañamiento de Carver no era una cuestión de forma ni de pericia narrativa ni de omisión. Ambos son producto de una tensión creada a partir de las relaciones humanas de los personajes. Aquello que no no es dado conocer, aquello que otorga un lado oscuro a las cosas no puede ser alcanzado al seguir una poética. No se puede crear el extrañamiento de Carver porque sabemos ya lo que es el extrañamiento. Ni podemos festejar nuestros cuentitos oscuros en nombre del iceberg. Mi sensación es que el cuento mexicano (y el latinaomericano por extensión) perdió lo que hace entrañables a los cuentos. Hay excepciones, claro. No necesitan decírmelo.

Sinceramente espero aclarar mejor esto con el tiempo y escribirlo sin tanta tensión. Ahora acaba de llegar una parejita y la tipa no deja de leer lo que escribo. A ver si le pongo a dos negros jodiendo y mira para otro lado.
Un saludo sincero de su amigo el microbusero.

Aviso:
Dejo una nota sobre Mil mamuts, la nueva revista argentina de cuento, en The Art Of Fiction.
Un artículo interesante sobre Bellow. Editing Saul BellowThe novelist was a wizard with a dark side.

posted by Unknown @ 12:26 PM, ,

Algo bello, inusual y memorable...

Para la clase de lector que soy (algo de lo que no hay necesidad de hablar), existe una idea que simplica mucho el hallazgo de imagenes bellas en literatura (y su consecucion). O lo dire de otra forma: ultimamente no puedo leer poesia y sentir que experimento algo inusual, memorable. En una entrevista John Cheever afirma que en ciertos casos la disciplina del cuento rebasa con creces la de la poesia. Nadie se atreveria a decir esto pensando en Derek Walcott, para dar el ejemplo de un poeta en activo. En otra ocasion (la ocasion de prologar The Best American Short Stories of the Century), John Updike (otro John, amigo de Cheever), dice que el relato (the short story) ha logrado conservar la amplitud de imagenes (y su capacidad de creacion) que una vez pertenecio por completo a la poesia (aquella poesia epica y narrativa -desde Homero hasta Pushkin-). Personalmente no puedo dar fe de ello porque mucha de la poesia que he leido me ha fascinado, y me ha dado momentos gratos. Hoy (7 de abril de 2005), hay algo que simplemente no me permite leer poesia como solia hacerlo en mis a;os mas mozos. Desconozco las causas que me han llevado a ello. No es una certeza, ni una posicion moral, ni una actitud naive, simplemente no puedo hacerlo. Por el otro lado, descubro que cada dia que pasa crece en mi la necesidad de leer una historia. Estos dias, mientras leia un cuento de Richard Ford (Letal invierno) senti de pronto que una de sus imagenes me golpeaba con la misma fuerza que ciertos hallazgos poeticos lo hicieron en su momento. Ahora me descubro leyendo historias para experimentar eso que ya no me fue posible encontrar en la poesia. Y pienso que no fue una casualidad que dos grandes escritores de historias hayan (quiza exagerando, no se decirlo) colocado a la historia corta por encima de la poesia misma, al menos en aquellos a;os (y quiza hoy mismo).

No se que me depare la vida. Lo se muy poco. Lo que si es seguro es que mientras pueda hacerlo seguire leyendo historias cortas no por ambicion literaria ni porque hay que hacerlo, sino porque hacerlo se ha convertido en mi encuentro con la belleza. De algun modo mi lamentable educacion redujo drasticamente mis posibilidades de hallarla en otro lugar. Pero al buscarla en la historias me descubro tambien acaudalando grandes sumas de experiencia. No se como funcione esto. Solo se que es un placer. Uno de esas cosas que una vez encontradas ya no es dable perderlas ni mucho menos.

Lo que hare mas tarde sera sumergirme en una nueva historia y encontrar (es una esperanza que no muere) algo bello, inusual y memorable.


AVISO


Daniel me acaba de llamar por telefono para decirme que Saul Bellow acaba de morir en Nueva York a la edad de 89 a;os. Esto me ha conmocionado mucho mas que la muerte del Papa. Y no lo digo por exquisitismo. Un dia Daniel y yo leimos Something To Remember Me By y desde entonces nos hemos considerado admiradores de la obra de Saul Bellow. Querria decir algo mas, pero creo que es suficiente. Cambio y fuera.

En The Art Of Fiction, dejo una lista de links sobre Saul Bellow.

Otro aviso.
Un cuento mio, titulado "El hombre elastico", se podra leer dentro de unas horas aqui:
Un breve artículo: "As short as you can"

posted by Unknown @ 1:00 PM, ,

"a momentary stay against confusion" (y aviso)

Bueno. Nada que decir, últimamente. Nada que escribir. Incluso pueden estar seguros que he borrado un par de frases antes de decidirme a escribir lo primero que me viniera a la cabeza. Ya les he hablado del problema con mi lóbulo izquierdo. Es un mal hereditario muy común en la sierra del sur. Lo que me provoca es un desorden temporal, mi ya bien conocida desorientación y una poco efectiva propensión a autoexaminarme cada seis meses, aproximadamente.
Fuera de eso parece que es mi amor por las calles lo que me hace tan difícil ser una persona mejor. Y mi amor por un montón de pendejaditas que en nada contribuyen al honesto y moral beneficio de un muchacho de 26 inexpertos años (esto sólo se puede decir en esta época -y sin remordimientos, qué joder).
Se ven tiempos oscuros en el horizonte. Deseo bien pocas cosas y no las puedo tener. ¿Por qué? No lo sé. Pero así es. Y lo que me llega de rebote... okey, es suficiente. Se supone que hoy me sentía moralmente no apto para escrbir ni una frase. Pero lo que digo es que uno no lo entiende. De verdad que no. En fin. Un día caluroso que me ha dejado un desayuno tranquilo y una pésima tarde. Poca lectura. Un maravilloso relato de Richard Ford. Una camisa vieja y sudada. Una hora en el baño hojeando el Reader's Digest. Dos tazas de café. Ahora mismo me pareceque un baño. No querrían estar junto a mí en estos momentos. Y un disco de Miles: Doo Bop. Es todo. Cambio y fuera.

Aviso:
Aparte de toda esta perorata de medianoche (exactamente: 1:29), comunico a todas las personas amables que visitan esta bitácora con cierta frecuencia, que desde hoy dejaré un post cada miércoles y uno que otro ocasionalmente. Diez minutos a la semana es una ganga. Así que ojalá y me sigan leyendo y aquí nos vemos .

posted by Unknown @ 11:49 PM, ,

El efecto Eggers

Hoy en The Art Of Fiction


With his journals, magazines, books, websites, CDs, readings, and other pseudo-happenings, writer and editor Dave Eggers has built a truly alternative literary culture. The flagship of Eggers's mini-empire, the literary quarterly McSweeney's, has published academic pieces on art next to killed bits from Saturday Night Live, and had covers that mimic scientific journals and pulp novels. His magazine, The Believer, ventures seamlessly from articles on subjects like reading Alexander Solzhenitsyn in the context of the war in Iraq to interviews with people like Errol Morris and Liz Phair.


A lo mejor ya es mucho joder con este tipo. Pero detrás del culto que se le rinde y del cotilleo que provoca la afamada McSweeney's, Dave Eggers conserva lo que le hizo volverse casi un ícono de la nueva generación de lectores ansiosos de escritores inteligente e irónicos, su innegable calidad literaria. No sé si me di a entender. Lo que digo es que este cabrón (perdón si alguien se ofende pero no me pagan por esto), sigue escribiendo historias de primer nivel. Continúa:

posted by Unknown @ 12:14 AM, ,

The Authors

John Travolta

John lives in Toronto and is a freelance illustrator and a designer/animator for CHUM Television. He writes about , design, and visual culture under the pseudonym Robot Johnny

Claire Robbinson

Claire Robertson is an illustrator and toy from Melbourne, Australia. While her illustration clients have included The New York Public Library, Scholastic and Cambridge University Press, it’s her blog Loobylu.com that brings her the most joy and which has attracted the most attention with rave reviews in the Wall Street Journal, WIRED Magazine and The Guardian.

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